Llegaron muchos amigos una vez hubieron cenados, ya que en estos días a todos les gustan cenar en familia.
Todos reunidos fuimos a pasear por la ciudad, las luces titilaban se asemejaban a la plata y al oro daban ese toque mágico de alegría y majestuosidad, yo sugerí que fuésemos a la playa, allí sentados se divisaba la ciudad resultaba algo prodigioso, todos estábamos con tan buenos deseos, contagiados por la llegada de el niño. Ese niño que une y da paz y amor.
En un momento me aparté del grupo tenía la necesidad de estar sola con mis pensamientos y mi yo interior.
Me fui llenando de buenos propósitos de proyectos para este nuevo año.
Me dije; terminaré mi carrera, sacaré mi libro, estaré con las personas que verdaderamente me aman, y amaré sin restricción.
Le rogué a ese niñito tan prodigioso que aunque existe una persona a nuestro lado que se encuentra muy enferma, que por favor la deje con nosotros, ya que lo amamos tanto.
Cuando llegamos los niños se abalanzaron sobre el árbol para ver lo que le había traído Papa Noel, mi emoción era tan intensa, ver sus caritas de sorpresa, sus ojos parecían luceros. Observando los regalos. El más pequeño en su inocencia decía -Todo para mí- Sí, mi niño cuando Papa Noel te a traído los regalos es porque te lo mereces, mi cielo! Y me miraba con esa carita tan linda que me rompe todos los esquemas.
Le doy gracias a las Navidades y a la vida por haberme permitido estar con las personas que tan importante son en mi vida tanto mi familia mis amigos, los de aquí y todos los que se encuentran detrás del monitor, todos vosotros me habéis dado tanto cariño y tanta comprensión. Os quiero muchísimo...FELIZ AÑO.
Pastora Herdugo
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