La tarde era fría, una lluvia menuda y persistente invitaba a estar en la casa. Yo lo estaba esperando, la mesa estaba dispuesta con sus mejores galas. Paul, había ido a un viaje de negocios. Él. Siempre me hacía saber cuando tardaba un poco más de lo habitual, pero en esta ocasión las cosas fueron distintas: las horas persistentes y tenaces fueron pasando y mi nerviosismo fue en aumento. De madrugada, sin saber que hacer, cogí el chal que estaba encima de la cama y salí al jardín. El coche estaba en el garaje.
Un olor a jazmines y a tierra mojada envolvía la noche, el ambiente era tranquilo y relajado. Pensé,- no pasa nada, todo son imaginaciones mías-. No sabía que hacer. Por fin me decidí a coger el coche y a adentrarme en la carretera. Cuál fue mi sorpresa cuando a pocos kilómetros me encontré a una mujer joven muy guapa medio desnuda, y mi instinto fue pararme y preguntarle si necesitaba algo. Ella, no me contestó; en su cara vi algo extraño que me hizo estremecer: su rostro era de cera, transparente, muy bello. Un frio helado me recorrió la espina dorsal, la respiración se me agitaba por momentos y le pregunté:- ¿cómo se encuentra Paul? no hubo respuestas, pero sentí que algo estaba mal y que ella venía a advertirme.
Fui recorriendo todos los hospitales, no había señales de él, llamé a familiares y amigos pero ninguno lo había visto. Caminé tanto y tan deprisa que cuando me di cuenta los pies me dolían, en ese instante las luces de la aurora empezaron a despertarse, los colores tímidos se infiltraban a través de las cornisas y descendían hasta el suelo. Me dirigí a la policía, un señor muy agradable me estuvo haciendo preguntas, y me confirmó que la noche anterior un coche había tenido un accidente. Al hombre lo habían trasladado en un helicóptero al hospital de la capital. Me contaron que lo había encontrado inconsciente, le practicaron todo tipo de pruebas, pero no encontraron nada en particular, transcurrieron unos días en el hospital y por fin abrió los ojos. Cuando despertó contó que una luz potente y muy clara vino a su encuentro… Era todo lo que recordaba. Desde ese día, ya nunca más fue el mismo: era muy sensible, tenía experiencias extrasensoriales y le encantaba sentarse en un bosque cercano a meditar. El trabajo que tan importante había sido para él, pasó a un segundo plano.
Pastora Herdugo
wauuu, amores, experiencias extrasensoriales, encuentros, todo un bello relato, deberías hacer más capítulos de éste. Cómo si fuera una serie de la televisión. Tienes madera te felicito. cielo.
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