Clara está
la mañana azul, dónde
partirán los
amores que han huido,
enredados
tal vez; en los lagares
difusos, en los efluvios del vino.
Andarán por
los caminos errantes,
pasando por
túneles de olvidos
con tintes
de un frenesí vibrante,
mezclándose con
amores íntimos.
Hay
madrugadas en que al amanecer
nace un albor de añoranza, un latido,
avivando un
tiempos que se ha ido.
Dónde irán
los amores existidos,
tal vez
donde las olas agonizan;
donde la luz
se haya extinguido.
Pastora Herdugo